ROCHA.- En la costa de Rocha
nadie sabe el nombre de las calles, pero todos conocen la diferencia
entre una lisa, una burriqueta y un dientudo. Aquí no
hay chic ni glam ni edificios con full top amenities. Se habla
el idioma de los pescadores, el viento y las calles de arena,
donde si uno no anda atento enseguida peludea (se encaja).
El límite entre los departamentos
de Maldonado y Rocha está pasando
José Ignacio. Lo marca un cartel viejo, que apenas se nota, pero divide
dos mundos. Uno cada vez más internacional, exclusivo y con alto consumo.
Otro, éste, que vive una vida simple, más barata, de pueblo.
Un dato: en la última temporada veranearon en Punta del Este unas
270.000 personas. A Rocha vinieron poco más de 30.000.
Aquí uno
no alquila una casa, alquila un ranchito. Rocha es diferente, y pasan cosas
como la que le pasó a Elizabeth Rodríguez de
Fuentes, dueña de El Camarón Alegre, un boliche de ruta en
Punta del Diablo. El boliche es su casa y la cocina, su cocina. En el comedor,
el sapo Nicolás
captura moscas de una esquina a otra. "Hay un señor italiano que viene
a comer hace varios años y unos meses atrás terminó su
pescado y me dijo que él trabajaba para Slow Food en Italia (una tendencia
que defiende la cocina regional) y que creía que mi restaurante debería
integrar esa corriente." Después, le llegó una invitación
a Italia. Y Elizabeth, de Punta
del Diablo, se encontró de repente
en Torino, rodeada de 500 productores y cocineros del mundo. Hoy representa
a Slow Food en Uruguay y en su boliche funciona una escuela de gastronomía
regional. A pesar de eso, cada vez que alguien la felicita por el lugar,
ella se pregunta: "¿De
qué se asombra esta gente si yo vivo en un rancho?"
Por Carolina Reymúndez
De la Redacción de LA NACION
La Pedrera, una niña bonita
en época de crecimiento
Durante el año,
en La Pedrera no hay carnicería,
ni farmacia, ni estación de servicio. Hay que ir hasta La
Paloma (a 7 kilómetros)
para encontrar esos servicios. Sin embargo, da la impresión
de que pronto habrá todo eso y mucho más. Hasta hace
algunos años era
un pueblito poco tenido en cuenta de la costa de Rocha. Ahora está de
moda y hay más de 40 obras en construcción, de no más
de siete metros (no está permitido). En escala infinitamente
menor, este auge es similar a lo que ocurre en Punta del Este. Las
construcciones son de categoría y muchas de ellas de apellidos
conocidos.
"El trabajo se dio vuelta, hace años
que no había tanto
como ahora. No sé qué le ve la gente a este lugar,
será la tranquilidad...",
dice asombrado Miguel Angel Moreira, un obrero de la construcción,
mientras espera el ómnibus que lo llevará a Rocha.
Este fenómeno hizo que el precio de
la tierra subiera. "El
mismo terreno que en La Paloma cuesta cuatro o cinco mil dólares,
acá está a
veinte mil", dice Juan Calvo, miembro del Centro de Hoteleros
de La Pedrera.
Los que todavía no la conocen verán
que tiene playas amplias (Desplayadero y Playa del Barco),
con olas bravísimas
para el surf (este año
inaugura Yuyo Brothers, un local de tablas en la principal),
arboledas de pinos y eucaliptos, y un coqueto casco antiguo con
casas de estilo. Como la de Gonzalo Fraquia de impecable art
déco,
frente a la Rambla del Sol. "No sé cómo
se llama esta calle, pero mi abuela le decía así",
cuenta él,
antes pescador y hoy cocinero y propietario del restaurante
Costa Brava.
Los que conocen La Pedrera la encontrarán
crecida, con nuevos restaurantes (este verano serán
más de veinte) y
seguramente más caras
famosas. En 2004 anduvieron por aquí Norma Aleandro
que tiene casa, Julio Bocca, Celeste Cid y familia, y Maitena,
que vive todo el año. Los artesanos
no estarán en la calle: tienen un lugar, a una cuadra
del tanque de Ose, que abastece de agua a la zona. A propósito,
está confirmado que
este año no habrá escasez de agua como sucedió en
enero último.
Hasta ahora, el puesto telefónico de Antel está cerrado,
pero se cree que abrirá para la temporada. Para agendar:
la segunda edición
de Vox Pop, un gran festival de música y artes, el
próximo
6 de enero.
Otra novedad, para terminar: la iglesia de
Nuestra Señora
de Lourdes ya no está pintada de rosa. Ahora es amarilla
por fuera y celeste por dentro. Dicen que los de Boca no se perderán
una misa.
El año después del fuego
En
2004, cerca de fin de enero, plena temporada turística,
Rocha salió en
todos los diarios por una mala noticia: los incendios.
Empezaron en el mínimo
balneario Esmeraldas y se propagaron durante varios días. "El
fuego estaba en las copas de los árboles y con
el viento saltaba de copa en copa. Es un tipo de incendio
que se llama, justamente, de copa", explica el mayor
Gustavo Cuadro, de la Capatacia del Fuerte de Santa Teresa,
hasta donde también
llegó el fuego, y un lugar fresco y lindo para
una escapada de verano. También se alquilan casas,
cabañas y hay sitio para acampar, (0477)
2101. Después del fuego se hicieron varios corta
fuegos, sectores de tierra que impiden que el incendio
se propague.
"Yo veía una luna roja que se acercaba.
Cuando llamé al
Comando de Emergencia me dijeron: Si cambia el viento, Punta
del Diablo desaparece",
recuerda Norma Kriet, propietaria de cabañas
para alquilar en ese pueblo. Finalmente el viento
no cambió y Punta del Diablo sigue ahí.
En varios bosques de la costa de Rocha se
ven árboles
negros por el fuego. Y desde hace unos meses, también
altos mangrullos de madera.
Nuevos tiempos para un viejo pueblo
Punta del Diablo, verano
alternativo y con buena pesca
PUNTA
DEL DIABLO.- La ventana
de uno da a la puerta de otro, y la puerta de ése
llega al patio de aquél, desde donde
se ve la cocina del de más
allá. Así están dispuestos
los ranchos del centro de Punta del Diablo:
adolecen de una cercanía
promiscua.
Este pueblito de pescadores se
armó sin ley. Cada uno edificó en
el lugar que le gustó y como quiso.
Coincidieron en la madera y la paja de Rocha
para el techo. Parece que si se corta en
menguante no cría
piojillos ni da humedad.
"En los primeros tiempos uno hablaba con el
intendente de turno y enseguida daba permiso para construir",
recuerda Asdrúbal
Olivera, pescador, que llegó hace
50 años. En la actualidad está vigente
un plan de excelencia por medio del cual
se están demoliendo
muchos de esos ranchos, con todas las
protestas y reubicaciones necesarias.
En los tiempos de los que habla Asdrúbal
no era necesario internarse tanto para
pescar bien. "La pesca sin control
ha depredado mucho y cada vez hay que
irse más lejos para traer algo.
El camarón sale bien, pero no se
vende: el de afuera viene más
barato", cuenta el hombre de ojos claros
y manos gruesas. Ya es grande y dice
que la pesca es un trabajo difícil
para un viejo. "A veces esta ensenada
es mar abierto", dice y señala
el horizonte desde su galpón
frente al mar.
En el puerto hay unos
diez barcos, pero no todos salen.
Muchos pescadores se hicieron una casita o
varias y las alquilan para la temporada,
momento esperado por todos los pobladores,
el tiempo para ahorrar la comida del
resto del año.
Durante el año viven unas 500 personas,
pero en temporada se triplican. Se pasa bien en este pueblito
ventoso y este saber que alguna vez fue secreto, llegó a
oídos de turistas
que buscan opciones alternativas de veraneo.
Amalia Sosa también
llegó hace mucho. Tiene 60 años
y 16 hijos. Es artesana. Su puesto está en la feria, que
hace algún
tiempo se remodeló. Luce
bien, a metros del mar, con 42
puestos de madera y bancos para
sentarse a mirar el puerto.
Amalia
hace collares con vértebras
de tiburón. Se
las regalan los pescadores. Ella las hierve, separa la carne,
las unta en blanqueador, las
deja secar y las hilvana. Cuestan
menos de un dólar. "Acá vivimos
como reyes: juntamos un puñado
de algas y hacemos buñuelos,
unos mejillones y los saltamos,
y con lo que se hace en la
temporada compramos la ropa",
cuenta Sosa, mientras se fuma
un tabaco armado (aunque también
medio desarmado por el viento).
Datos útiles
Cómo llegar
Un pasaje en Buquebus de Buenos
Aires a Colonia, $ 92, y hasta
Montevideo, 159; www.buquebus.com La
bodega a Colonia cuesta $ 150.
El litro cuesta US$ 1,30, el
doble que en la Argentina.
Alquileres
Una cabaña a dos cuadras del mar en La Pedrera (el lugar
más caro
de Rocha) cuesta de US$ 800
a 1500, la quincena. En Punta del Diablo, desde US$ 50 por día;
(0477)2089. En Valizas, un rancho sobre la playa, desde US$ 25
por día; 099315563.
Hoteles
En La
Pedrera hay cuatro hotelesy las dobles oscilan entre US$ 70
y 90, con desayuno. La Paloma es
más grande y hay más variedad. Una doble
en el hotel Portobello, frente
al mar, cuesta US$ 80; (0479) 6159. También
hay albergue de la juventud
por US$ 5; (0479) 6396. En la hostería
La Perla, de Cabo Polonio,
la doble, US$ 80 en alta; (0470) 5125.
Gastronomía
Una comida en
un restaurante cuesta unos US$ 10 por persona.
En lugares elegidos, como el
clásico Costa Brava (las rabas, un lujo) o Don Rómulo (deliciosos
los ravioles de jabalí con
salsa de butiá) en La
Pedrera hay que sumarle unos
dólares. En paradores
de playa, como Proa, en Valizas,
se preparan buñuelos
de algas por US$ 2. |