Al contrario de la Fortaleza
de Santa Teresa, comenzó a ser construido por los españoles
en 1734, a los pocos años fue tomado por los portugueses
que lo terminaron de construir.
En 1763 es reconquistado por los españoles, perdiendo su
valor estratégico. El tiempo, el abandono y la abundante
vegetación, contribuyó a su deterioro, casi total.
Su reconstrucción comenzó en 1923, al igual que la
Fortaleza, a instancias del historiador Arredondo. Terminada la
obra de restauración, el Fortín de San Miguel fue
declarado monumento nacional en el año 1937. Del formato
cuadrado, aún conserva el foso y puente levadizo, y en su
interior las habitaciones están ambientadas según
la época.
Un museo y una reconstrucción histórica complementan
esta hermosa reliquia de nuestro patrimonio histórico, enclavada
en un hermoso parque, en el que prevalece la flora y la fauna autóctonas.
Rodeando el Fortín se halla el Parque Nacional San Miguel,
con la posibilidad de disfrutar estupendas panorámicas y
formaciones rocosas. En las zonas más altas de la sierra
resulta admirable el vuelo de los cuervos.
Muy cerca de allí se encuentra el Parador San Miguel, donde
su antigüedad, los gruesos muros de piedra, y la posibilidad
de una estadía confortable, la hacen el complemento de un
entorno ideal para los que gustan de la historia.
